id='wrapper'>

martes, 23 de agosto de 2016

La historia de amor entre Orson Welles y Rita Hayworth


El corazón de Orson Welles no sólo quedó intacto y enterito después de la ruptura con Dolores del Rí­o, sino lleno de esperanzas. Ahora lo que ocupaba su espíritu era la imagen de una mujer bellísima que habí­a visto en la portada de una revista. Fue tal su fascinación que decía a sus amigos que en cuanto la conociera la pediría en matrimonio. "Estás loco", "por muy famoso que te creas, ella, seguramente, ni sabe que existes". Sin embargo, él tenía la firme convicción de que un día alguien se la presentaría. Joseph Cotten, íntimo amigo de Welles, al ver que realmente estaba obsesionado por la estrella, organizó una fiesta con el objetivo de cumplir su deseo y presentarle a Rita Hayworth, la pelirroja más famosa de Hollywood, la vamp más sensual y taquillera de la pantalla. A Orson no le importó que viniera acompañada de Victor Mature (con su eterna cara de dolor de estómago), ni tampoco le desanimó la indiferencia y la manera en que rechazó sus coqueteos. Al día siguiente, lo primero que hizo el impaciente enamorado fue hablarle por teléfono, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente. Pasaron cinco semanas hasta que, por fin, harta, halagada o curiosa ante tal insistencia, Rita aceptó salir a cenar con él.

Welles pronto se dio cuenta que Rita, en persona, no respondía a la imagen de vampiresa sensual y hechicera que proyectaba en la pantalla y no encontró a la estrella que él se esperaba, pero no cabía duda de que con su silueta perfecta y su admirable cabellera rojiza, su modo de andar, a la vez provocativo y majestuoso, era tan hermosa como aparecía en sus películas. Lo que más llamó la atención y más llenó de amor y ternura a Orson fue su vulnerabilidad, su ausencia total de afectación y su sencillez en la provocación. Todo esto lo desarmó de tal manera que hasta para él mismo su reacción ante ella fue una revelación y un descubrimiento de su propia personalidad. Se casaron en 1943 y tuvieron una hija, Rebecca. Ambos compartirían una de sus magistrales películas “La dama de Shanghai”, donde Rita, tiño su cabello de rubio platinado y cortó su famosa melena rojiza. Ambos ya estaban en pleno proceso de divorcio, separándose definitivamente ese mismo año, en 1947.

Se solía decir que Rita destruyó a Welles y que lo convirtió a la mediocridad y a la gordura. Los documentales revelan, en cambio, que las cosas sucedieron al revés: “No pueden darse una idea de cuanto me aburría con Rita”, se oye comentar a Welles mientras esta filmando una película que se titula, apropiadamente, Sombras de mal. “Las mujeres son idiotas en general, pero ella era la mas idiota de todas.” A Rita se le ve defenderse, entre lágrimas, durante el juicio de divorcio (1947), con argumentos que ahora tal vez parezcan insulsos pero que entonces conmovían las fibras mas hondas de la clase media norteamericana: “No saben ustedes cuanto me esforcé por formar un hogar con el señor Welles. Pero a él no le interesaba el hogar. Todas las noches me decía que deseaba ser un hombre libre”.


lunes, 1 de agosto de 2016

La mujer Manchega - Antonio Machado


                                        
La Mancha y sus mujeres... Argamasilla, Infantes
Esquivias, Valdepeñas, La novia de Cervantes,
y del manchego heroico, el ama y la sobrina
(el patio, la alacena, la cueva y la cocina,
la rueca y la costura, la cuna y la pitanza),
la esposa de don Diego y la mujer de Panza,
la hija del ventero, y tantas como están
bajo la tierra, y tantas que son y que serán
encanto de manchegos y madres de españoles
por tierras de lagares, molinos y arreboles. 

Es la mujer manchega garrida y bien plantada,
muy sobre sí doncella, perfecta de casada. 

El sol de la caliente llanura vinariega
quemó su piel, mas guarda frescura de bodega
su corazón. Devota, sabe rezar con fe
para que Dios nos libre de cuanto no se ve.
Su obra es la casa ?menos celada que en Sevilla,
más gineceo y menos castillo que en Castilla?.
Y es del hogar manchego la musa ordenadora;
alinea los vasares, los lienzos alcanfora;
las cuentas de la plaza anota en su diario,
cuenta garbanzos, cuenta las cuentas del rosario. 

¿Hay más? Por estos campos hubo un amor de fuego,
dos ojos abrasaron un corazón manchego. 

¿No tuvo en esta Mancha su cuna Dulcinea?
¿No es el Toboso patria de la mujer idea
del corazón, engendro e imán de corazones,
a quien varón no impregna y aun parirá varones? 

Por esta Mancha ?prados, viñedos y molinos?
que so el igual del cielo iguala sus caminos,
de cepas arrugadas en el tostado suelo
y mustios pastos como raído terciopelo:
por este seco llano de sol y lejanía,
en donde el ojo alcanza su pleno mediodía
(un diminuto bando de pájaros puntea
el índigo del cielo sobre la blanca aldea,
y allá se yergue un soto de verdes alamillos,
tras leguas y más leguas de campos amarillos),
por esta tierra, lejos del mar y la montaña,
el ancho reverbero del claro sol de España,
anduvo un pobre hidalgo ciego de amor un día
?amor nublóle el juicio: su corazón veía?.

Y tú, la cerca y lejos, por el inmenso llano
eterna compañera y estrella de Quijano,
lozana labradora fincada en tus terrones
?oh madre de manchegos y numen de visiones?,
viviste, buena Aldonza, tu vida verdadera
cuando ta amante erguía su lanza justiciera,
y en tu casona blanca ahechando el rubio trigo.

Aquel amor de fuego era por ti y contigo.

Mujeres de la Mancha con el sagrado mote
de Dulcinea, os salve la gloria de Quijote.

 

sábado, 2 de julio de 2016

Frases de Simone de Beauvoir

Encanto es lo que tienen algunos hasta que empiezan a creérselo.
La naturaleza del hombre es malvada. Su bondad es cultura adquirida.

¿Qué es un adulto? Un niño inflado por la edad.

El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.

El secreto de la felicidad en el amor consiste menos en ser ciego que en cerrar los ojos cuando hace falta.

Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa.

El hecho de que exista una minoría privilegiada no compensa ni excusa, la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros.

La familia es un nido de perversiones.

Lejos de que la ausencia de dios autorice toda licencia, al contrario, el que el hombre esté abandonado sobre la tierra es la razón de que sus actos sean compromisos definitivos.

El hombre no es ni una piedra ni una planta, y no puede justificarse a sí mismo por su mera presencia en el mundo. El hombre es hombre sólo por su negación a permanecer pasivo, por el impulso que lo proyecta desde el presente hacia el futuro y lo dirige hacía cosas con el propósito de dominarlas y darles forma. Para el hombre, existir significa remodelar la existencia. Vivir es la voluntad de vivir.
 


martes, 21 de junio de 2016

Laurence Olivier y su flechazo por Vivien Leigh


El día de Sant Jordi de 1939, Sir Laurence Olivier escribió a su amada lo siguiente: “Realmente te amo y te adoro, mi Jewelkin. Estás en mis pensamientos y noto fuertemente tu peso en mi corazón todo el tiempo. Solo existo cuando te veo de nuevo y ni eso es suficiente”. El muy romántico actor se dirigía por carta a la que fue el amor de su vida, Vivian Leigh. Olivier tuvo la fortuna de poder amarla.
El amor entre Vivien Leigh y Laurence Olivier nació sobre las tablas. Al menos, el flechazo que llevó a él: Olivier, casado con Jill Esmond, quedó pasmado al acudir al Ambassador’s Thatre de Londres y ver a la joven Vivien interpretar a Henriette Duquesnoy en La máscara de la virtud.
 Ella estaba casada entonces con Herbert Leigh Holman. El destino hizo que dos años después coincidieran en la película Inglaterra en Llamas y ambos se decidieron a ser infieles.
 Divorciados ambos de sus respectivas parejas y con una hija ella de Leigh Holman, se casaron en 1940. Las primeras fisuras en tan apasionado matrimonio aparecieron tras los primeros síntomas de trastorno bipolar en la actriz. En su biografía, Olivier se refirió a la enfermedad de este modo: “A lo largo de su posesión por ese monstruo, con sus mortíferas espirales cada vez más estrictas, conservó la habilidad para ocultar su verdadera condición mental a casi todos, excepto a mí”. El estado emocional de la actriz se agravó tras un aborto espontáneo y el divorcio llegó en 1960. Por entonces, ya le costaba trabajar con normalidad. 
Ese mismo año se fue a vivir con el también actor Jack Merivale
En 1967 a Leigh le fue diagnosticada tuberculosis, enfermedad que ya sufriera 12 años antes, pero que esta vez, inexorablemente, se la llevó como el viento en julio de ese mismo año. Cinco semanas antes, Sir Laurence Olivier le escribió su última carta de amor; ella jamás dejó de usar el título Lady Olivier.


miércoles, 15 de junio de 2016

Barbra y su amor con James Brolin


Barbra Streisand, de 56 años, y James Brolin, de 57, se conocieron en una cita a ciegas en julio verano de 1996, cuando la cineasta y actriz estaba terminando la película "The mirror has two faces" (El amor tiene dos caras), rápidamente se enamoraron, y se casaron el 1 de julio de 1998.
"Fue instantáneo", declaró hace un tiempo el actor, conocido sobre todo por las series televisivas "Marcus Welby, M.D." en los años setenta y "Hotel" en los ochenta.
La relación se fortaleció cuando Streisand acompañó a su nuevo amor a Irlanda para cuidarle durante el rodaje de "My Brother's Wife", la ópera prima de Brolin como director. Después de aparecer muy acaramelados en varios eventos públicos, la pareja se comprometió durante la primavera de 1997 y desde entonces ha mantenido en vilo a sus admiradores.

En una entrevista concedida al diario Los Angeles Times, Streisand explicó que antes de que su hoy flamante marido entrara en su vida había abandonado la idea de volver a tener una relación seria.
Barbra Streisand había estado casada una vez con el actor Elliot Gould, con quien tuvo un hijo, Jason, hoy de 31 años, pero el matrimonio concluyó en divorcio en 1971.
Tras esta ruptura, mantuvo una relación con el productor Jon Peters, que fue seguida por varios romances, cortos pero ampliamente publicitados, con el actor Don Johnson, el tenista Andre Agassi o el ex primer ministro canadiense Pierre Trudeau, entre otros. Brolin, por su parte, se divorció dos veces, la última en 1995.




jueves, 9 de junio de 2016

El trágico amor entre Silvia Plath y Ted Hughes

Sylvia Plath se enamora y cree haber encontrado al hombre más fuerte del mundo, un Adán alto, desmañado, saludable, con voz de trueno (así se lo cuenta a su madre en una carta), un vagabundo que jamás se detendrá. 
Un hombre (le cuenta a su hermano) igual a ella, con la voz más rica y extraordinaria que Dylan Thomas, capaz de sacar uno de los libros de su vitrina y ponerse a leerlos como ella misma, un contador de historias. Sin embargo, también le parecía un aplastador de cosas y personas, un hombre al que le gustaba beber y conquistar mujeres. El 16 de junio de 1956, Ted Hughes y Sylvia Plath se casan.
Aunque por fin había encontrado lo que tanto anhelada, un marido, la Sylvia Plath esposa escribe esto en su diario en el primer tiempo de su matrimonio (tan diferente a la actitud sumisa de su madre, que también se había casado con un hombre inteligente al que admiraba.
El amor que sentían el uno por el otro era devastador y fuerte. Si tenemos en cuenta el historial de Sylvia Plath, podríamos adivinar, sin saber cómo acabó finalmente el matrimonio, que no le haría ningún bien. Era la esposa de un hombre brillante al que admiraba y al que seguía donde fuera, pero su condición de casada le coartaba, como ya había reflexionado tanto en su reciente juventud, una libertad que para la poeta había sido siempre vital. Caminaba un poco por detrás de Ted y siempre le complacía lo que a él, como advertían los amigos que compartían con ellos los primeros años de noviazgo. Pero Sylvia quedó embarazada y las sombras eran menos sombras, daban menos miedo y de alargadas pasaron a insignificantes. Frieda encarnaba la luz que tanto faltaba a su madre.
Tiempo despues nace su segundo hijo, Nick, pero el matrimonio es cada vez más una desgracia para ambos. Ted se ausenta injustificadamente, amantes, esas mujeres a las que le gustaba conquistar como ya sospechaba Plath en el noviazgo. 
Sylvia es celosa y aquel primer encuentro, en el que él la besa violentamente y ella le muerde la mejilla hasta sangrar, no es más que la primera escena de una vida que los iba a conducir a la locura, a la desesperación, cuando ya no controlas nada. El forcejeo al que se vieron sometidos era más de lo que Plath podía soportar; aunque daba muestras de querer solucionar su matrimonio y convertirlo en aquel perfecto que tanto había soñado, la realidad era bien distinta. Sus hijos, Frieda y Nick, eran pequeños, y Sylvia quemaba las cartas y el manuscrito de una novela dedicada amorosamente a Ted en una pequeña pira funeraria, para horror de Aurelia, que quiso evitarlo sin éxito. 
Sylvia estaba desatada, encolerizada. 
La ruptura era inevitable. Y finalmente Ted la abandona por la poeta Assia Wevill.
Sylvia se había quedado seca y vacía, y además tenía un corazón frágil y ya lo sabía.
El 11 de febrero de 1963, Sylvia se despierta a las seis de la mañana y le prepara el desayuno a sus hijos, de tres y un año. En una bandeja lleva a la habitación de Frieda y Nick: pan, mantequilla, leche. Vuelve a la cocina en la que acaba de prepararlo, cierra la puerta, tapa todos los resquicios con toallas. Abre el gas, y mete la cabeza en el horno.

 


martes, 7 de junio de 2016

F. Scott Fitzgerald y su amor con Zelda Sayre

Zelda y Scott se conocieron en julio de 1918. Scott comenzó a llamarla diario e iba a Montgomery en sus días libres.
 Él hablaba sobre sus planes de ser famoso y le envió un capítulo del libro que estaba escribiendo. 
Estaba tan capturado por Zelda que reescribió el personaje de Rosalind Connage en A Este Lado del Paraíso para que se pareciera a ella. 
Escribió, “todas las críticas de Rosalind terminan en su belleza”, y le dijo a Zelda que “la heroína se parece a ti en más de cuatro maneras." Zelda era más que una simple musa — después de mostrarle a Scott su diario personal, él usó fragmentos textuales de este en su novela. Al concluir A este Lado del Paraíso, el monólogo en el cementerio de la protagonista Amory Blaine, por ejemplo, fue tomado directamente del diario de Zelda.

El primer encuentro de Scott y Zelda fue en una estación de tren, la cual Scott capturó más tarde en su novela El Gran Gatsby. 
Scott no era el único hombre cortejando a Zelda y la competencia hizo que Scott la deseara aún más. 
En la libreta que mantuvo meticulosamente a lo largo de su vida, anotó el 7 de septiembre de 1918, que se había enamorado. Eventualmente ella también lo hizo. 
La biógrafa de Zelda, Nancy Milford escribió, “Scott detectó algo en Zelda, que nadie antes que él había percibido: un sentido romántico de pomposidad similar al suyo”.
Su noviazgo fue brevemente interrumpido en octubre cuando él fue llamado al norte. Él esperaba ser enviado a Francia, pero fue asignado a Camps Mills en Long Island. Mientras estaba allá, el armisticio con Alemania fue firmado. Scott regresó a la base cerca de Montgomery y para diciembre eran apasionadamente inseparables. 
Más tarde Scott describiría este comportamiento como “imprudencia sexual.” 
El 14 de febrero de 1919, Scott fue liberado de las fuerzas militares y se fue al norte para establecerse en la ciudad de Nueva York.
 Se escribían frecuentemente, y para marzo de 1920, Scott le envío a Zelda el anillo de su madre y los dos se comprometieron. 
Muchos de los amigos de Zelda y miembros de su familia eran recelosos sobre su relación, ya que no aprobaban que Scott bebiera excesivamente y a la familia de Zelda, de religión episcopal, no les agradaba el hecho que él fuera católico.
Finalmente el 3 de abril de 1920 se casaron en una pequeña ceremonia en la Catedral de San Patricio. De acuerdo a Canterbery y Birch (y al mismo Fitzgeraldand), esta primera novela fue el “hoyo en uno” de Fitzgerald. Scott vio la publicación de su novela como un camino hacia el corazón de Zelda. Rápidamente Scott y Zelda se convirtieron en celebridades de Nueva York, tanto por su comportamiento salvaje y fiestero como por el éxito que tuvo A este lado del Paraíso. 
Se les expulsó del Hotel Biltmore y del Hotel Commodore debido a sus borracheras.
Su vida social era impulsada por el alcohol. Estos los llevó a públicamente, brillar en las fiestas, pero privadamente a tener peleas.
Una de las peleas más grandes entre ellos ocurrió cuando Zelda le dijo a Scott que su vida sexual había decaído porque él era un "hada" y probablemente estaba teniendo un amorío homosexual con Hemingway. No hay evidencia de que ninguno fuera homosexual, pero aun así Scott decidió tener sexo con una prostituta para probar su sexualidad. Zelda descubrió los condones que Scott había comprado antes de que ocurriera el encuentro. A esto le siguió una gran pelea, lo que dio como resultado celos persistentes. Más tarde, en una ocasión Zelda se dejó caer por unas escaleras de mármol en una fiesta, porque Scott, absorto en su plática con Isadora Duncan, la estaba ignorando
 


Los amores de J.D. Salinger

Donde la figura de Salinger sale gravemente maltrecha y está sometida a mayores cargas de artillería rumorológica es en sus tratos con el otro sexo. La principal controversia nace de su afición a entablar relaciones con chicas muy jóvenes, ya fueran sentimentales, en calidad de pigmalión, o con el objetivo de obtener modelos para sus historias, exprimiéndoles al máximo el néctar de su inocencia. Todas ellas habrían estado cortadas por una patrón físico similar y habrían sido abandonadas al crecer o una vez hubieran mantenido relaciones sexuales con él.
Dos teorías explicarían este proceder. Una apunta a la inseguridad provocada por la falta de un testículo, que lo forzaría a buscar vírgenes que no lo ridiculizaran y que le permitieran tomar las riendas en la cama. Otra teoría es que la ruptura con la edénica Oona O’Neill –hija del dramaturgo y premio Nobel Eugene O’Neill y aspirante a actriz, quien a los 18 años optó por casarse con Charles Chaplin, con quien tuvo ocho hijos– lo condenó a “que se pasara la vida prendado de una relación que al parecer no se consumó nunca. Más tarde reproduciría aquella relación con una serie de mujeres muy jóvenes. Las mujeres que vinieron después de Oona fueron simples máquinas de viajar en el tiempo”, según David Shields.

Jerome David Salinger se casó en tres ocasiones: su primer matrimonio, con una doctora alemana que podría haber sido una agente de la Gestapo, fue anulado; del segundo con Claire Douglas, inspiración para su relato Franny, nacieron sus dos hijos, Margaret y Matthew, y el tercero, con Colleen O’Neill, 40 años menor que él, se produjo en secreto cuando el autor ya era anciano y pudo haber sido fruto de un acuerdo con el que blindar jurídicamente a la mujer que le hizo de enfermera en la última etapa de su vida.

La hija y la ninfa con la que tuvo una relación más prolongada, Joyce Maynard, ya escribieron sendos libros amarillistas en los que le acusaron de profundos daños emocionales, por lo que las auténticas novedades recompensarán a los interesados en el artista al poder asistir, por ejemplo, a cómo moldeó el entrañable personaje de Esmé del relato Para Esmé, con amor y sordidez a partir de Jean Miller, a la que conoció en 1949 en Daytona Beach cuando ella contaba 14 años.


viernes, 27 de mayo de 2016

Bellas frases de Amor de Paulo Coelho



El amor no está en el otro, está dentro de nosotros mismos; nosotros lo despertamos. Pero para que despierte necesitamos del otro.
  
El amor más fuerte es aquél que puede mostrar su fragilidad.

 El amor es arriesgado, pero siempre ha sido así. Hace millares de años que las personas se buscan y se encuentran. 

Todo está permitido, menos interrumpir una manifestación de amor Acumular amor significa suerte, acumular odio significa calamidad. 

En el amor no existen reglas. Podemos intentar guiarnos por un manual,controlar el corazón, tener una estrategia de comportamiento…Pero todo eso es una tontería. 

El amor empieza con una mirada,se decide con una palabra,se siente con un beso y se pierde con una lágrima, De las naturalezas diferentes nace el amor. En la contradicción, el amor gana fuerza. En la confrontación y en la transformación, el amor preserva…

Para un guerrero de la luz no existe un amor imposible. No se deja intimidar por el silencio, por la indiferencia o por el rechazo. Sabe que, detrás de la mascara de hielo que las personas usan, existe un corazón de fuego.

 El amor puede regalar el infierno o el paraíso. Pero siempre nos lleva a alguna parte.


jueves, 26 de mayo de 2016

Raquel Welch y sus mariDos

Nacida en Chicago, de madre estadounidense de ascendencia Inglesa  y padre boliviano de ascendencia española, el ingeniero Armando Carlos Tejada Urquizo.
Es pariente de la ex presidente de Bolivia, Lidia Gueiler Tejada. Su familia se trasladó a San Diego, en su juventud, Welch estudió interpretación y modelaje desempeñándose como presentadora de un espacio de TV y como modelo publicitaria. 
Elvis Presley la introdujo en el mundo del cine al participar en Rostabout. Pornto Welch se transformó en Sex-simbol al aparecer en One Million Years B.C. en 1966, y que conservaría en adelante. Su última apariciñon fue en Forget About it en 2005, para dedicarse entonces como una empresaria en el mundo de la cosmética.

Raquel Welch se casó a los 19 años con James Welch y tuvieron dos hijos, Damon y Thanee y se divorció a los 25 años en 1965. Posteriormente se casó en 1967 con Patrick Curtis, su tercer matrimonio fue con Andre Weinfeld en 1980. Su cuarto matrimonio fue con Richard Palmer en 1990 a la edad de 50 años separándose en 2011.


Su último marido Richard Palmer

Harry Hamlin, el breve amor de Ursula Andress



Ursula Andress se retiró del cine en 1981 tras rodar la película "Furia de Titanes" (1981) de Desmond Davis. En este film aparecía un joven intérprete llamado Harry Hamlin (popular por la serie de televisión "La Ley de Los Ángeles") con el que Ursula Andress mantuvo relaciones desde finales de los años 70. Con Hamlin tuvo a su único hijo Dimitri, aunque la relación fue corta, ya que se separaron en 1983. 


martes, 24 de mayo de 2016

Sofia Loren, el glamouroso Amor de Carlo Ponti

Carlo Ponti nació en Magenta, provincia de Milán (al norte de Italia) el 11 de diciembre de 1913 y se licenció en derecho en 1935, aunque inmediatamente después, encaminó su vida hacia el cine.

En 1940 comenzó la carrera de productor, que dio a luz su primera película 'Piccolo mondo antico' y otros trabajos como 'Giventu perduta' o 'Vivere in pace'.
Ponti también se hizo famoso por descubrir a una adolescente Sofia Loren y convertirla en una de las estrellas más glamourosas del cine.

Tres años después de conocerla, en 1957 se casó con ella, que tenía 22 años menos. Cinco años más tarde tuvieron que anular el matrimonio para evitar la acusación de bigamia que pesaba sobre él, que estaba unido a Giuliana Fiastri.

Entre tanto, en 1961 Carlo Ponti había dirigido 'La campesina', película por la que Sofia Loren recibió un oscar y la consagró como diva mundial.

Al no poder obtener el divorcio en Italia, Ponti y Loren se trasladaron a París y a Estados Unidos, abriendo una etapa de gran éxito profesional gracias a la producción de peliculas de gran éxito como 'Doctor Zhivago', premiada con seis premios Oscar.
El 9 de abril de 1966, tras obtener la ciudadanía francesa, Ponti y Sophia se casaron por segunda vez, con el beneplácito de Italia.
 Juntos criaron a sus hijos, Carlo Jr. (1968) y Edoardo (1973), y juntos afrontaron las acusaciones de evasión fiscal y los 18 días de cárcel que tuvo que cumplir la actriz por este motivo. Y, así, juntos, estuvieron hasta enero de 2007, cuando el productor falleció: «Desde que desapareció Carlo, duermo con la luz encendida. Me parece imposible que no esté a mi lado», ha confesado Sophia. 




Alma, la musa de Alfred Hitchcock

Alma Reville conocida también como Lady Hitchcock. Una mujer que creció en los estudios, conoció el oficio a temprana edad y se enamoró del cine; un amor en común con su marido, algo más fuerte que su misma relación.
Se conocieron durante el rodaje de Woman to Woman (1923), del director Graham Cutts. 
Alfred era ayudante de director, adaptador, guionista, decorador. Alma se encargaba del script y del montaje. Dos años después, Alma trabajaría como asistente de dirección en el primer filme de Alfred Hitchcock, The Pleasure Garden (1925).
Fue esa pasión al cine lo que los unió y, durante esta producción, le propuso matrimonio. Según confesó el mismo Hitchcock a François Truffaut, durante el rodaje de la película Alma fue su guía, como lo sería en el resto de su carrera.
Una mujer pequeña de estatura, pero de caracter fuerte. 
Aún cuando poco se ha escrito sobre ella, se saben algunos detalles sobre su relación y su trabajo colaborativo. Él mismo admite que no hubiera logrado financiar su primera pelicula, ni hubiera superado sus dudas e inseguridades.

La visión de Alma queda plasmada en la filmografía de Hitchcock, en puntos decisivos en el resultado final. Daba su opinión sobre el montaje y los guiones; era, en realidad, la única opinión que Hitch respetaba y seguía, aún cuando ambos tenían sus discusiones.

Ambos eran muy precisos en su arte, en la forma de narrar y de atrapar al espectador. Tenían el mismo sentido del humor que equilibra al miedo, y al suspenso de sus historias.
 Entre esos juegos de luces y sombras, Alma Reville fue reconocida a su muerte, el 6 de julio de 1982. 
Alma Reville, una mujer que gozaba de la palabra precisa, diálogos a tiempo; tenía una obsesión con la continuidad, como la de todos los grandes directores; sus ediciones minuciosas y su fuerte crítica a Alfred, dejan huella en la historia del cine. A lo mejor nunca pidió reconocimiento por ser otra época, donde la mujer no lo reclamaba. Angeles Times como la mujer que poseía “dos de las cuatro manos” de Alfred Hitchcock.




 

lunes, 23 de mayo de 2016

Charles Chaplin y Oona O'Neill. El amor máGico


80El encuentro de Chaplin y de la veinteañera Oona tuvo lugar en 1942. Charles escribió: “A medida que iba conociendo a Oona, la primera vez cuando ella tenía 18 años, me sentía más subyugado por la generosidad de su espíritu. Poseía un raro don de situarse a la altura de los demás. El sentido del humor propio de una persona madura, lo cual no excluía un alma inocente. La quiero desde el primer minuto de nuestro encuentro.” Este mago de la risa y la ternura contaba entonces 55 años. Para esa fecha, había cumplido ya un fecundo 50/El encuentro de Chaplin y de la veinteañera Oona tuvo lugar en 1942. Charles escribió: “A medida que iba conociendo a Oona, la primera vez cuando ella tenía 18 años, me sentía más subyugado por la generosidad de su espíritu. Poseía un raro don de situarse a la altura de los demás. El sentido del humor propio de una persona madura, lo cual no excluía un alma inocente. La quiero desde el primer minuto de nuestro encuentro.” Este mago de la risa y la ternura contaba entonces 55 años. 
Para esa fecha, había cumplido ya un fecundo ciclo de trabajo y fijado el aporte de un humor insólito, brillante y cinematográfico.  
Pero llevaba ya tres divorcios que nadie olvidaba, dos hijos de su segundo matrimonio y una larga lista de amantes; acusado de libertino y de izquierdista, todo esto aumentado por su segunda esposa Lita Grey que interpretó La Quimera del Oro y que vendió miles de difamaciones a bajo precio que despertaron la ira de los intelectuales franceses. No obstante, con semejantes episodios, ambos se volcaron a un amor apasionado y tierno. Él tenía fama también de amante fogoso, divertido y obsequioso. “Ningún arte puede ser aprendido de inmediato y hacer el amor es un arte sublime que necesita
práctica, si ha de ser verdadero y trascendente.”, afirmó. 
Tuvieron ocho hijos, el último cuando Chaplin cumplió los 70 años.  Además de cuidar a los dos hijos que tuvo con Lita Grey que pasaban con ellos asiduas temporadas.
   

 

lunes, 2 de mayo de 2016

Farrah y Ryan, un Amor auténtico

Se conocieron en 1980 cuando el entonces esposo de Farrah le pidió a Ryan llamarla y hacerle compañía porque pensó que estaría sintiéndose sola por la reciente separación. Sin muchas ganas de hacerlo Ryan se reunió con Farrah y quedó colgado en el mismo instante, se enamoró al instante: “Cuando la ví por primera vez, iluminó el día y el sol salió”. Pero pasaron 2 años hasta que el romance se hizo oficial y cada vez que aparecían en público Farrah sonreía como si fuera la mujer más felíz del mundo y él no le quitaba los ojos de encima. Nadie podía negar el amor que existía entre los dos. Y cuando en 1985 nació su hijo, estaban más enamorados que nunca y Ryan le pidió matrimonio a Farrah con un anillo de diamantes pero ella se negó (con una mala experiencia anterior, quizás no quiso arriesgar lo que ya tenía con Ryan). 

Aunque no sería la única vez que él le propusiera matrimonio a lo largo de los años, la respuesta de ella siempre fue no.Como cualquier pareja (especialmente las que sus vidas están tan expuestas al resto) comenzaron a tener problemas y desacuerdos que cada vez iban en aumento, lo que eventualmente los llevó a una separación terriblemente dolorosa y extremadamente pública. Pero no soportaron estar alejados el uno del otro por mucho tiempo y se reconciliaron, Ryan declaró:”el amor es imperfecto. No existe el amor perfecto pero puedes hacer algo con la imperfección, puedes afinarla y mantener vivo el amor. Puedes encontrar maneras de pemanecer unidos, la clave es permanecer unidos”.


Cuando en el 2006 se le diagnostico cáncer a Farrah, a pesar de ser un golpe duro que los tomo por sorpresa decidieron enfrentarlo con valor y amor. Ryan la acompañó en cada tratamiento y ella fue constante pero a pesar de las ganas de vivir y ganarle a la enfermedad, tras tres años de lucha no había nada más que hacer. Se dice que al final Ryan le pidió por última vez matrimonio a Farrah y ella aceptó pero era muy tarde y no lo lograron. El se quedó a su lado por horas hasta que ella se durmió para no despertar.




Aún sabiendo que Farrah partiría Ryan estaba destruido: “Es una historia de amor. (haciendo referencia al éxito de 1970) Sólo que esta vez no sé cómo actuarla. No sé vivir sin ella”. 


La historia de amor entre Farrah Fawcett y Ryan O’Neal fue hermosa y una de las más tristes, pero nos recuerda que el amor existe y no siempre es perfecto.


 

Richard Burton y Elisabeth Taylor, un gran Amor entre sombras


Elizabeth Taylor se convirtió en una de las actrices más deseadas de Hollywood a mediados del siglo pasado. ¿Qué chica no habría querido tener su cintura, sus preciosos ojos violeta y ese estilo inconfundible? Elizabeth Taylor protagonizó películas de esas que ya no se ven en los cines, plagados de efectos especiales e imágenes imposibles pero vacíos de diálogos y pasión. Esa pasión que Liz ponía en sus películas atravesó en más de una ocasión la gran pantalla y en más de una ocasión lo hizo de la mano de otro actor apasionado y perturbador, Richard Burton.

De las ocho veces que la actriz se casó, dos de ellas fue con este artista de dudosas tendencias sexuales y constantes coqueteos con el alcohol. Su amor, como muchas veces ha sucedido en la gran pantalla, traspasó la ficción. Fue de la mano de Cleopatra y Marco Antonio, papeles que interpretaron con gran maestría en una de las películas más caras y polémicas de la historia del cine. 
Durante el rodaje de Cleopatra en Roma empezó una relación que pronto atravesaría los límites de la privacidad y la decencia. Ambos estaban casados con terceras personas, hecho que en aquellos lejanos años 60 era una auténtica indecencia. Tal fue su repercusión que el mismo Vaticano puso el grito en el cielo.

Y si truculenta fue la relación de aquella reina de Egipto con su amado romano, también lo fue el idilio de Taylor y Butler que terminó en matrimonio. Diez años de relación que acabaron en 1974 para volver a casarse al año siguiente pero con peor suerte. 
Ni un año duró el segundo matrimonio con aquel hombre que, sin embargo, podría haber sido el verdadero amor de Liz Taylor. En aquellos años la pareja protagonizó otros amores de cine en títulos como ¿Quién teme a Virginia Woolf? o La fierecilla domada en los que la pasión real alimentó a la de ficción dando grandes resultados cinematográficos.

Detrás de aquella actriz con carácter se escondía una mujer que buscó el amor en multitud de hombres. Quiso asegurarse que la querían casándose con hasta siete de ellos, pero nunca consiguió una estabilidad sentimental. Burton su marido en dos ocasiones. Detrás de él hubo dos matrimonios más. Pero ninguno dio la verdadera felicidad a Elizabeth.
Cuando se publicaron las cartas que ella y Richard se escribieron a lo largo de su tormentoso romance, Elizabeth se guardó una, la última misiva que escribió su entonces exmarido días antes de su súbita muerte en el verano de 1984. Aquellas últimas letras pedían a su amada una enésima oportunidad.

Si Richard Burton y Elizabeth Taylor protagonizaron grandes amores en la gran pantalla, el suyo fue sin duda, digno de un guión de Hollywood. Quizás algún día veamos su pasión recreada en una de esas películas de las que ya no se ven en los cines de hoy.


Marlene Dietrich y Rudolf Sieber, un amor...


Antes de dedicarse al cine, la pequeña Marie comenzó una pequeña carrera de violinista, aunque tuvo que dejarlo al dañarse la muñeca. En 1924 contrajo matrimonio con Rudolf Sieber, con el que tuvo una hija. Y precisamente, se dice que fue su propio marido el que le dio la idea de actuar vestida con ropa de hombre.

Su carrera como actriz la comenzó rodando algunas películas alemanas mudas, a la par que todavía bailaba en coros de cabaret, hasta que participó en El Ángel Azul (1930), la primera película europea con sonido dirigida por Josef Von Sternberg.
Han corrido ríos de tinta sobre la vida privada de Marlene Dietrich. Y prácticamente todo el mundo está de acuerdo en que la diva alemana era bisexual. Casada con Rudolf Sieber, vivió separada de él casi toda su vida, siendo su gran amor el actor y héroe militar francés Jean Gabin, aunque su hija se empeña en decir que la actriz no amó a nadie jamás, más allá del amor que sentía por ella misma.

De hecho, y a pesar de la privacidad con la que disfrutó su vida, su propia hija, Maria Siber, se encargó años después de desvelar las aventuras sentimentales de su madre. Entre las mujeres con las que la Dietrich podría haber tenido relaciones, destacan la escritora Mercedes Acosta, la actriz mexicana Dolores del Río, la cantante francesa Édith Piaf o la actriz de origen sueco Greta Garbo, además de bastantes hombres, entre los que se encontraba el mítico Ernest Hemingway.
Marlene Dietrich solía decir que había que tenerle miedo a la vida y no a la muerte. Y así llego hasta el final de sus días. 
Retirada prácticamente de la escena desde que se rompió en el año 74 una pierna sobre el escenario, la diva pasó sus últimos años de vida prácticamente retirada de la vida pública en un apartamento en París, aunque mantenía contacto telefónico y por carta con influyentes personalidades de todo el mundo.

Así, un 6 de mayo de 1992 la actriz falleció a los 90 años en la capital francesa. Su funeral fue celebrado ante miles de personas en la parisina iglesia de La Madaleine, y su cuerpo fue enviado posteriormente a Berlín, la ciudad en la que había nacido a principios del siglo XX y en la que fue enterrada ante apenas 30 personas, aunque fuera del cementerio de Friedenau, un grupo de gays y lesbianas portaban una gran pancarta de color rosa en recuerdo de la gran diva del cine.




domingo, 1 de mayo de 2016

El escandaloso amor entre Edgar Allan Poe y Virginia Eliza Clemm

Hace 166 años, las calles de Baltimore fueron testigos del andar de un desahuciado y harapiento escritor que se dirigía al lugar donde se enamoró de su esposa, quien había muerto años antes. Ese hombre era Edgar Allan Poe guiado por los delirios que le provocó la nostalgia de la partida definitiva de su prima hermana: Virginia Clemm…
El amor entre Poe y Virginia comenzó a germinar en 1829, cuando la familia de ambos tuvo que vivir bajo el mismo techo en Baltimore por un tiempo. Él tenía veinte años y ella siete. La inocente Virginia le tenía tanta devoción a su primo que, se dice, un día le entregó el mechón de cabello que le arrancó a Mary Devereaux, vecina con la que Poe sostenía un romance, del cual, además, la pequeña era mensajera.
Viéndose presionado por la precaria situación económica que se vivía en Estados Unidos en 1835, Poe se trasladó a Richmond, donde trabajó como redactor en el Southern Literary Messenger. El escritor había abandonado el lugar donde conoció a Clemm; sin embargo, la idea de casarse con ella persistió cada noche del año hasta que pudo hacerse realidad en mayo de 1836 con ayuda de su tía María, a expensas de Nelson Poe, quien pretendía llevarse a Virginia a su casa con la intención de protegerla del precoz matrimonio. El poeta le había mandado una carta a su tía María Clemm para evitar que se llevasen a Virginia:

“Mi último asidero en la vida, el último de todos, se me escapa. No tengo ningún deseo de vivir y no viviré. Pero he de cumplir mi deber. Amo, usted lo sabe, amo a Virginia apasionadamente, devotamente”.

La ceremonia requirió la falsificación del acta de nacimiento de la casi adolescente, pero se cree que en septiembre de 1835, la pareja, de 27 y 13 años, ya se había casado en secreto.

Todos los autores que se han atrevido a tocar la etapa amorosa de la vida de Edgar Allan Poe afirman que aquella escandalosa unión fue muy feliz, y que, al contrario de lo que la mayoría pensaría sobre el perverso tema de la diferencia de edad en cuanto a las relaciones sexuales, se especula que el vínculo fue casi como el de dos hermanos, tanto así que Poe solía llamarle a su esposa “Sissy” o “Sis”, como sister, hermana, y como lo afirmaron sus amistades: los amantes no compartieron cama sino hasta que Virginia cumplió los 16 años.
Por otro lado, Marie Bonaparte, una de las biógrafas más serias de E.U, sugiere que Virginia pudo haber muerto virgen, mientras que el ensayista Joseph Wood declaró que Poe “no necesitaba a las mujeres del modo en que las necesitan los hombres normales”, además de agregar que al escritor le resultaba repulsivo el tema del sexo.

Virginia solía acurrucarse a un lado del poeta mientras él escribía, y acostumbraba también mantener sus papeles en perfecto orden, como alguien que cuida con su alma algo que sabe valioso. Poe amaba la ternura de su joven Sissy; quizás en su mente aún era esa chiquilla de los viejos días que le daba alegría a su hogar, o acaso conservaba con amor el pensamiento de saberla más inexperta que él en la vida. Fuese lo que fuese sólo ellos conocían a la perfección cada párrafo de la historia que se estaba escribiendo.
Sin embargo, algo realmente oscuro estaba por suceder. Como por un misterioso acto de venganza orquestado por la familia Poe, los días de Virginia comenzaron a tornarse púrpura y nadie lo sabía, pero lentamente moría de la misma enfermedad que mató a la madre de Edgar: tuberculosis. El apetito se esfumó, las mejillas se enrojecieron, las terribles fiebres aparecieron, el pulso se hizo inestable y, decían los maloras: “lucía un aspecto juvenil, de grandes ojos violáceos y una blancura perlada en el cutis. Su cabello, negro como las alas de cuervo, le daban un aire ultraterrenal”. Toda aquella tragedia rodeada de una desgraciada pobreza.

La desventurada mujer se encontraba agonizando y lo que más le angustiaba era saber quiénes iban a cuidar de “Eddy” en su ausencia, por lo que hizo prometer a su madre que estaría al pendiente de él siempre, y a Mary Star, amiga suya, la encaminó a ser una amiga para su amado, en un gesto de amor puro: haciendo que se tomaran de la mano. Finalmente, Virginia feneció el 30 de enero de 1847, a los 24 años.

Los testigos más fieles del dolor del poeta fueron sus obras, en las que implícitamente plasmó su sentir. Los ejemplos más notorios son Annabel Lee, en el que menciona la trágica muerte de una doncella, Eleonora cuenta la historia de un hombre a punto de contraer matrimonio con su prima; la trama de La caja oblonga expone el lamento de un hombre tras la pérdida de su amante, y hay quien afirma que el famoso relato El cuervo resalta el “nunca más” a través de la sentencia del espectro demoníaco, como un cruel recordatorio.

El descenso de su pequeña compañera hundió a Poe en una profunda depresión que agudizó su sensibilidad al alcohol y lo transformó en un ser humano completamente perdido, “desconectado”. Se cuenta que jamás quiso acercarse al féretro de Virginia porque quería conservar la imagen de la niña llena de vida que un día fue, aunque contradictoriamente decidió inmortalizarla pintando su rostro en acuarela, usando su cadáver como modelo.
“Uno siempre regresa a los sitios donde amó la vida”, Edgar, en su trance ebrio, lunático, casi catatónico, intentó volver a aquella casa donde vio por primera vez los ojos infantiles que amó, pero nunca llegó y fue encontrado en un estado deplorable que lo mató cuatro días después, el 7 de octubre de 1849. Se cree que sus últimas palabras fueron “Lord, save my poor soul” (Señor, salva mi pobre alma).