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viernes, 29 de abril de 2016

Tercera ausencia del amor - Grabriel García Márquez


Este amor que ha venido de repente
Y sabe la razón de la hermosura.

Este amor, amorosa vestidura

Ceñida al corazón exactamente.



Este amor que es harina en la ternura,

Que es infancia de sueños en la frente,

Que es líquido de música en la fuente

Y es lucero nostálgico en la altura.



Este amor que es el verso y es la rosa,

Y es saber que la vida en cada cosa

Se nos repite cada vez más fuerte.



Tan eterno, este amor tan resistible,

Que comparado al tiempo es imposible

Saber dónde limita con la muerte.


Matilde Urrutia, el libre gran amor de Pablo Neruda

En realidad, todo comenzó en la primavera de 1946, cuando se conocieron en un concierto al aire libre en el parque Forestal de Santiago, y duró hasta la misma muerte del poeta, en 1973. “En su larga duración -destaca el profesor chileno Darío Oses- esta relación amorosa pasó por diversos momentos, desde la pasión inicial hasta el amor reposadoo y maduro de los últimos años” Fue, además, un amor poéticamente muy fecundo, del que dan cuenta dos libros, Los versos del capitán y Cien sonetos de amor, así como muchos poemas presentes en libros como Estravagario, La barcarola y El mar y las campanas.
Al principio, hasta julio de 1952, su relación fue secreta, pues Neruda vivía con su segunda mujer, Delia del Carril (1884-1989): fueron años de incesantes viajes por todo el mundo, de clandestinidad política y amorosa que terminan en parte en agosto de 1952, cuando, tras una estancia en Capri, ambos vuelven a Chile. Sus amores siguen siendo secretos, pero ya no están de viaje permanente, especialmente cuando Matilde se instala a vivir en la casa bautizada en su honor como La Chascona, su casa de Santiago.
Un nuevo embarazo frustrado, el tercero de Matilde, a la que el poeta llamaba "la Chasca" y "la Patoja", por el color pelirrojo de su abundante cabellera, precipita los acontecimientos. En 1955, un empleado de Neruda delata sus relaciones extramatrimoniales a Delia del Carril, que rompe su matrimonio y se marcha a Buenos Aires primero y a Europa después, para regresar a Chile en 1959, donde moriría en 1985.
Desde entonces, los amantes ya no se ocultarán más, aunque no pudieron contraer matrimonio hasta octubre de 1966, tras la muerte de María Antonieta Hagenaar, primera esposa del poeta. En esta última etapa, destaca Oses, cambian las tornas. Neruda, enfermo, permanece largas temporadas recluido en Isla Negra, mientras ella viaja a menudo a Europa para resolver diversos asuntos de la pareja.
A pesar de algunos silencios, dificultades y traiciones, nada logró separarles.
Quizá por eso, en su poema «Final», que cierra el que tal vez sea el último libro de Neruda, El mar y las campanas, y con el que concluye la edición más reciente de las obras completas del poeta, éste interpela una vez más a Matilde y escribe:
Fue tan bello vivir
cuando vivías!
El mundo es más azul y más terrestre
de noche, cuando duermo
enorme, adentro de tus breves manos.



Oscar Wilde y Constance, un Amor enfermo

De la misma forma en que la relación de Constance Lloyd con Oscar Wilde se transformó en una relación que enferma, llevándose por delante todos su proyecto de vida como mujer de su tiempo  y esposa de un hombre al que amaba y admiraba, así también la relación de Oscar Wilde (1854-1900) con  Lord Alfred Douglas (1870-1945)  se transformó en un vínculo patológico, que lo terminó llevando a un final quizás inmerecido. Se conocieron en 1891, cuando  Douglas (Bosie) tenía 21 años y Wilde 37 años y ya llevaba varios años casado con Constance. Sus escarceos con la homosexualidad-prohibida en la época victoriana-habían comenzado en Oxford pero fue en 1886  en que la relación con Robert Ross -un muchacho de 16 años- le abrió un mundo diferente; con él exploró la alegría y el placer de la relación entre hombres  e inició un amistad que se prolongaría hasta su muerte. Ross no solo lo amó sino que estuvo junto a él , fué su albacea testamentario y un amigo incondicional.
Sin embargo, pudo más el vínculo destructivo que estableció con Bosie y que terminó en una verdadera tragedia. La historia es tan increíble como cierta y lleva a pensar en la oscuridad que la pasión puede llegar a  alimentar . Wilde era amado por dos seres excepcionales: Constance y Robbie, ambos le daban la oportunidad de establecer un vínculo de crecimiento y de consolidar su personalidad con rasgos de genialidad. Pero pudo más la obsesión de una relación que nunca se consumó.
 “La sodomía”- escribirá Bosie- “no tuvo lugar jamás entre nosotros, ni fue nunca intentada, ni se nos pasó siquiera por las mentes. Wilde se condujo conmigo como los muchachos mayores se suelen conducir con los más jóvenes en el colegio”.
 Douglas admiraba a Wilde pero no sentía atracción física por él, su deseo se limitaba a las personas de su edad o menores que él,  introdujo a su amigo en los bajo fondos  de la prostitución masculina londinense mientras  derrochaba su dinero; era  un ser que nunca pudo superar una relación edípica conflictiva y con un perfil que hoy podríamos diagnosticar como “Trastorno límite de personalidad”.

¿Por qué Wilde quería retenerlo? Quizás “El retrato de Dorian Gray” nos dé algunas pistas, puede que Alfred fuera su nemesis como Dorian y Henry.

Wilde amaba la belleza y él mismo se iba convirtiendo en una persona físicamente poco agraciada, a los 37 se consideraba un viejo; Douglas le devolvía una imágen de belleza narcicisista absolutamente autoerótica, quizás por eso eran tan poco importantes las relaciones sexuales; era un niño mediocre que deseaba escribir, un completo inútil; Wilde, por su parte, se esforzaba en mantener su obra cuanto más se hundía a causa de Alfred: “La importancia de llamarse Ernesto”, “Un marido ideal”, son escritos desarrollados en la dificultad y a pesar de la debacle de su vida.
De Profundis, escrita en prisión en 1897 y publicada por Ross en 1905, nos aclara mucho de la increíble versatilidad emocional de Wilde en lo que a Douglas se refiere. A nadie se le escapa que lo que pasó podría haberse evitado, esos juicios eran innecesarios, esa condena superflua y su final evitable, salvo que tomemos seriamente en cuenta su veta melancólica que lo llevó a privilegiar la pulsión de muerte por sobre cualquier otra posibilidad de supervivencia. Ya no se trata de Bosie, sino de lo que Wilde pudo hacer y no hizo  respecto de Bosie y de sí mismo.
El tema de De Profundis no es otro que la tragedia como única posibilidad y la crítica social del momento histórico que le toca vivir en el marco de un conflicto político.Wilde salió de la Carcel de Reading en 1897, como un ser invisible socialmente, a quién nadie saludaba ni reconocía como el gran escritor que seguía siendo.
Douglas pasará los siguientes 45 años hasta su muerte en una suerte de metáfora de Dorian, transformándose en una caricatura de sí mismo como litigante perpetuo, homofóbico, católico y antisemita,  peleando con todos y encontrando una fuente de ingresos en entablar juicios por difamación. Se casó con la poetisa Olive Cunstance en 1902, se separó en 1913 después de arruinar económica y literariamente a su mujer, tuvo un hijo que heredó su psicopatología y pasó casi toda su vida en un asilo psiquiátrico.
Oscar Wilde  solo y una vez más quebrado económicamente, fallece a los 46 años, el 30 de Noviembre de 1900 , en París, en el Hôtel d’Alsace, núm. 13, de la Rue des Beaux Arts.  Una meningitis que empezó como una otitis aguda acabará con su vida  a sus 46 años.

Oscar con su esposa Constance y el hijo de ambos

Oscar y su amante Douglas


Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, un Amor existencial

Juntos combatieron las suposiciones y expectativas de la formación burguesa y se solidarizaron con los más importantes acontecimientos de su época como el Mayo Francés, la Revolución Cultural China y con la Revolución Cubana.  Simone de Beauvoir fue profesora de filosofía hasta 1943 en escuelas de diferentes lugares de Francia, como Ruán y Marsella, hasta que la ocupación alemana en París, a causa de la Segunda Guerra Mundial, la alejó para siempre de la enseñanza. Durante ese periodo vivió en la ciudad tomada, e integró el movimiento de la Resistencia Francesa. 
Sartre medía 1,55 y tenía estrabismo, pero sus ideas y su personalidad lo hacían muy atractivo para las mujeres. Se reconocía feo, pero argumentaba como arma suprema de sus ligues "mis bellos discursos y que soy escritor". Hasta que conoció a Simone de Beauvoir sentía frente a las mujeres una "superioridad acompañada de un sentimiento". Con Beauvoir fue distinto. 
Beauvoir era más alta, 1.60 y desde muy joven decidió ignorar casi absolutamente la opinión de los demás.
Entonces empezó una relación no-monógama que no se sometería ni a la fórmula del matrimonio ni a la convivencia. Incluso acordaron que su amor sería "absoluto", de modo que su mayor valor fuese la libertad, incluso la sexual. Aunque Beauvoir declaró que Sartre fue el mayor logro de su vida, pasó a la historia como una defensora de la libertad sexual y, de paso, escandalizó a la Francia de su época con tríos y duos bisexuales.
Mientras que para unos se trataba de una amistad ampliada, para otros, eran recíprocamente el consuelo de sus decepciones amorosas con otras personas.
Sartre decía de si mismo que era un mal amante, no quería entregarse, ni tener hijos, menos aún casarse, pero a pesar eso, a veces dejó creer que se casaría. Sartre tuvo numerosísimas amantes, y cuando terminaba una relación amorosa las mujeres pasaban a formar parte de lo que llamó su “familia”.
Cada vez que ella lo trataba de machista, Sartre matizaba: "Soy machista liberal".
Beauvoir y Sartre habían acordado la plena libertad en su vida sexual y sentimental, pero convinieron en no ocultarse nada, incluso los detalles.
Sartre era proclive a los de excitantes y somníferos, fumaba y bebía en exceso café y alcohol, y no dormía más de cinco horas diarias. Nunca desayunan juntos. Sartre prefería despertarse solo, pues detestaba que le dirigiesen la palabra por la mañana. Ambos vivían en un Hotel de París, escribían en una cafetería, leían y discutían de cine, filosofía  y jazz.  Sus alumnos escuchaban fascinados y la lucidez de ambos se hizo mitológica en Paris. Con una de las alumnas, Olga Kozakiewicz se formó un triángulo amoroso.
Durante toda su existencia, Sartre mantuvo romances con mujeres cada vez más jóvenes. Beauvoir lo admitía como una incapacidad para aceptar la edad adulta. Mientras, ella mantenía esporádicas relaciones con otros hombres y otras mujeres, algunas de las cuales eran a la vez amantes de Sartre.
En 1980 Sartre muere a causa de un edema pulmonar.
Al poco tiempo, Beauvoir enfermó seriamente de neumonía.
Beauvoir murió en 1986. Ambos están enterrados en una tumba común en el cementerio de Montparnasse. 
Según la revista Le Point, Sartre era "frío en el plano sexual, machista, autoritario y celoso", mientras Beauvoir mostraba "autoritarismo, complejo de Pigmalión y libertinaje calculado".
 

  

jueves, 28 de abril de 2016

Rainiero y Grace Kelly, interpretando el Amor

No deja de ser una especie de cuento de hadas que una exitosa actriz de Hollywood termine casándose con un príncipe que, si no azul, al menos era de la Costa Azul. Fue una historia de amor verdadero, capaz de vencer todos los obstáculos que se interponían entre la rígida vida de las familias reales y la libertad que caracteriza a los artistas. Pero no hay nada que se atraiga más que los polos opuestos.Rainiero se sintió fascinado por la belleza y el carisma de Grace Kelly y Grace cayó rendida ante el encanto de un príncipe europeo. Fue por amor que la actriz de carrera imparable abandonó el cine porque no era compatible con su faceta de princesa ni de madre de familia real. Fue por amor que Grace, ahora ya Gracia, transformó radicalmente toda su vida y empezó de cero.
También fue por amor que Rainiero hizo caso omiso a las voces regias que hablaban de la inconveniencia de una artista en la corte monegasca. Y es que Europa todavía no se había acostumbrado a las princesas plebeyas. Pero Rainiero amaba a Grace o a Gracia con todo su alma. La amaba tanto que siguió amándola después de su muerte. Por eso nunca se volvió a casar.
Pero más que un cuento de hadas, esta historia lo que parece es una historia de amor de película. Y no precisamente en el sentido de materializar un increíble amor soñado, sino en el de interpretar el mejor papel de su vida. No cabe duda que la atracción inicial entre Rainiero y Grace existió, pero lo que debió ser una muesca más en la lista de amantes del uno y de la otra se convirtió en una interpretación para toda la vida.
El matrimonio entre el príncipe Rainiero y la actriz Grace Kelly se llevó a cabo por obra y gracia del influyente armador griego Aristóteles Onassis, con un elaborado plan de marketing para dotar al pequeño principado de todo el glamur, que aún hoy mantiene, uniendo la sofisticación de Hollywood con la distinción de la alta sociedad europea.
Y mientras delante de las cámaras el matrimonio lucía sonriente, feliz y compenetrado como ninguno, a puerta cerrada, en palacio reinaba la indiferencia. Ambos se dedicaban a seguir coleccionando amantes, como habían hecho toda su vida, sin reproches, sin rencores, pero sin un poco de amor.

 

Bogie y Lauren Bacall, una pasión dentro y fuera del cine


Joven, seductora, con ojos verdes y una voz rasgada, la joven Betty Bacal (modelo antes que actriz) captó la atención de la mujer de Howard Hawks en 1943, gracias a una portada en 'Harper's Bazaar'. El director le ofreció con sólo 19 años un papel en 'Tener y no tener' (1944), filme que ya tenía una estrella confirmada: Humphrey Bogart, quien por entonces tenía 44 años.
Se ganó un puesto en la historia del cine con su sexy pregunta a 'Bogie': "Sabes cómo silbar, ¿verdad Steve? Simplemente junta los labios... ¡y sopla!". "Por el modo en que rodaron esa escena, sabíamos que algo pasaba. Él tenía esa clase de sonrisa que todavía puedes ver en la pantalla", recordaría después su compañero de reparto, el actor Dan Seymour.

Bacall recordaría después cómo surgió el romance. Estaba sentada en su camerino, bromeando con Bogart, cuando él se inclinó, le sujetó la barbilla y la besó. Entonces sacó una cajita de cerillas del bolsillo y pidió a Bacall que le escribiese su teléfono.

'Bogie y Baby', como se los conocía por aquel entonces, se casaron al año siguiente, después de que el actor pusiese fin a su turbulento tercer matrimonio, con la actriz Mayo Methot, famosos por sus sonadas peleas.


Bacall y Bogart continuaron compartiendo cartel: 'El sueño eterno', 'La senda tenebrosa' y 'Cayo Largo'. "Haces elecciones en la vida", diría más tarde la actriz sobre aquellos años en los que la sombra de la carrera de su esposo superaba a la suya.
con la actriz Mayo Methot, famosos por sus sonadas peleas.
Bacall y Bogart continuaron compartiendo cartel: 'El sueño eterno', 'La senda tenebrosa' y 'Cayo Largo'. "Haces elecciones en la vida", diría más tarde la actriz sobre aquellos años en los que la sombra de la carrera de su esposo superaba a la suya.
Además de compartir cartel, el matrimonio también compartió activismo político. Juntos formaron parte del 'Comité de la Primera Enmienda' -un grupo de actores formado en 1947- para protestar contra el McCarthysmo y la 'caza de brujas' y dar su apoyo a los 'diez de Hollywood'.

La actriz apareció en más de una treintena de películas, como 'Cómo casarse con un millonario' o 'Mi desconfiada esposa'. Se empezó a emancipar con la comedia locuaz sofisticada, mientras Bogart caía enfermo de cáncer y la dejaba viuda y con dos hijos (Stephen, el nombre del actor en 'Tener y no tener' y Leslie) con sólo 32 años, en 1957. 
'La viuda de Hollywood' regresó entonces a Nueva York, donde fue muy aplaudida sobre las tablas de Broadway. La actriz volvió a casarse de nuevo, en 1961, con Jason Robards, dos años mayor que la actriz. También actor, y también con problemas con el alcohol. Bacall y Robards -quienes tuvieron un hijo- se separaron ocho años después.

Bacall nunca volvería a casarse. No encontró a nadie a la altura de 'Bogie'. Su afilada lengua y su humor ácido en la vida real -tan famosos como sus líneas en el cine- dejaron la clave: "Vivimos en una edad de mediocridad", "encuéntreme un hombre tan interesante como para cenar con él y seré feliz", "una mujer no está completa sin un hombre. ¿Pero dónde encuentra un hombre, uno verdadero, hoy en día?".



Historia de amor entre Arthur Miller y Marilyn


Truman Capote la calificó de “adorable criatura”. También podría haber añadido algún adjetivo triste -quizá desamparada- a su definición. Marilyn Monroe (1926-1962) pasó toda su vida buscando el amor y, sobre todo, la estabilidad.

Quizá la vez que estuvo más cercana de conseguirlo fue con el dramaturgo Arthur Miller, quien incluso la definió en sus memorias mucho mejor que Capote, “era como una poetisa que había querido recitar sus poemas (ella escribía en secreto) ante una multitud ávida de arrancarle la ropa”.
Se habían conocido en Hollywood en 1951, pero no empezaron su relación hasta que se reencontraron  en 1955 en Nueva York, donde Marilyn asistía a los cursos del Actor´s Studio, decidida a que la tomaran en serio como actriz.
Marilyn dependía de él. Durante el accidentado rodaje de Bus Stop, Monroe llamó por teléfono a Miller: “¡Oh, Papá! No aguantaré”. Sólo en ese momento, el dramaturgo, que solía llamarla significativamente “Hija mia” y era once años mayor, supo hasta qué punto ella dependía emocionalmente de él. Él, aunque tuvo la tentación de huir despavorido, acabó dejando a la periodista con quien estaba casado y con la que tenía dos hijos. Marilyn y Arthur se casaron el 29 de junio de 1956.

 El matrimonio, aún con todos los altibajos que sufrieron duró tres años y medio, y fue la relación más larga y estable de Marilyn. “El matrimonio -dijo en ese momento- me hace sentir más mujer, menos desquiciada. Por primera vez tengo la sensación de estar protegida”.
Marilyn intentó huir de su imagen de chica sexy sólo válida para florero y por eso se preparó concienzudamente para Bus Stop. Sus diferencias con Laurence Olivier, coprotagonista de El príncipe y la corista, hay que buscarlas en un comentario desafortunado del actor, que le pidió que se limitara a ser sexy… Miller, por el contrario, pensaba que debía dedicarse al teatro, “por el modo en que lo dijo me di cuenta de que era un hombre sensible, y además me trataba como a una persona sensible”.

Creó su propia productora, Marilyn Monre Productions, que produjo las dos películas anteriores, pero se hundió por la mala gestión de Miller.



El matrimonio con Arthur Millar no la salvó de sí misma. Los dos cónyuges se hacían daño mutuamente: ella empezó a desquiciarse, a beber y engordar, él no podía concentrarse en su obra y aunque escribía febrilmente no lograba terminar nada. Marilyn sufriría un aborto espontáneo, una hospitalización por abuso de alcohol y barbitúricos, otro aborto, noches de insomnio, el despido de la Fox por incumplimiento de  contrato, el divorcio de Miller y, finalmente, la muerte.

“Hollywood es un lugar en el que están dispuestos a pagarte mil dólares por un beso pero sólo cincuenta centavos por tu alma”.

  

El tormentoso amor entre Sinatra y Ava Gardner


Sinatra pisó por primera vez suelo español en mayo de 1950 y lo hizo con un único objetivo: encontrarse con Gardner, que estaba en la Costa Brava rodando Pandora y el holandés errante. Aterrizó en el aeropuerto de El Prat, rumbo a Tossa de Mar, movido por los celos. La actriz, que un año después sería su esposa, tenía un lío con el torero Mario Cabré. Aunque el cantante estaba todavía casado, Gardner y él vivían un romance del que se había hecho eco toda la prensa mundial. Lo intentaban disimular pero Sinatra, que llegó cargado con seis cajas de Coca-Cola y un collar de esmeraldas para ella, no podía soportar ver a su “infiel amada” junto el diestro catalán, que le brindaba los toros que mataba. Antes de su llegada, le había mandado desde Nueva York cartas perfumadas a su “querido conejito”, pero competían con las del presumido Cabré, que se esforzó por aprender inglés, dedicadas a su “dulce ángel”. Con su elegancia y sonrisa seductora, la actriz enamoró al pueblo de Tossa mientras Sinatra era visto como un hombre arisco y tacaño, que terminó soltando esta amenaza a la protagonista de Venus era mujer: “Si vuelvo a oír hablar más de este tipo [Mario Cabré], lo mataré a él y a ti”.


Pero Gardner, que opinaba de sí misma que si fuera hombre nunca se casaría con una mujer como ella, era incontrolable. Decía que le encantaba España porque se parecía a ella. Violenta, rural, caprichosa. Y no iba a dejar que ese rufián con clase que era Sinatra, al que necesitaba de forma intermitente, entre película y película, entre amante y amante, entre copa y copa, le dijese cómo comportarse. En palabras de Reyero: “Ava y él se pusieron del revés (o del derecho) casi hasta el final”. En 1953, ambos se separaron pero La voz, cuya cotización se había disparado al rodar De aquí a la eternidad, volvió a buscarla a la desesperada a España en la Navidad de ese año. En esta ocasión, Gardner, a ojos de todo el mundo más pletórica que nunca tras filmar Mogambo con “ese ajustado vestido de satén color pastel y ceñido de busto”, estaba liada con otro torero: Luis Miguel Dominguín. Tras alquilar un avión, Sinatra llegó desde Londres en la tarde de Nochebuena, pero Gardner se había ido de parranda. 
Se iba la primera, llegaba la última. El músico arrastró su desamor en juergas nocturnas en Madrid con paradas en Chicote. Entre bulerías y alcohol, la actriz le dedicaba su atención a Dominguín mientras Sinatra intentaba restablecer la relación. En una fiesta, donde estaban Francisco Rabal, Fernando Fernán Gómez o Lola Flores, cantó con un guitarrista flamenco Stormy weather y Mistake, pero sin ser correspondido por Gardner. Dominguín, mientras tanto, un macho alfa ibérico en toda regla, sacaba pecho y se jactaba de doblegar a un hombre ante el cual, como le dijo Humphrey Bogart a la propia Ava, “la mayoría de mujeres estarían dispuestas a arrastrarse y tú, sin embargo, andas por ahí con un tipo que se disfraza de capote y unas bailarinas”.
Gardner era una estrella en toda su condición. Amaba España, aunque nunca consiguió juntar dos frases en castellano y sí que su profesor de español se aficionase a los gin tonics. Y, como de película, célebres fueron las tortas que también en España recibió de los hombres que la quisieron conquistar. De Dominguín y de Sinatra, que le dio la última cuando la actriz, que tenía un dúplex en Doctor Arce, se bebía la barra del bar del hotel Castellana Hilton. “Nunca volveré a hablarle a ese espagueti hijo de puta”, dijo en una de sus últimas noches en Madrid en 1962. Por cada borrachera pasada de rosca, la actriz perdía algún collar, pulsera o pendiente. En España, sus brillantes extraviados hubiesen dado para abrir una joyería. En ese mismo país, Sinatra, considerado entonces por los sociólogos norteamericanos como un “sustitutivo icónico” para toda una generación de chicas con “orfandad amorosa” por tantos soldados destinados a la guerra de Corea, besó el suelo como pocas veces. Entonces, La voz, un contradictorio y obsesivo hombre que empezaba a ocultar su calvicie con un sombrero, era un verdadero huérfano que, eso sí, enamoró a medio mundo con su disco Songs for Young Lovers.


Elvis Presley y Priscilla, del amor a la muerte

La historia de amor de Elvis y Priscilla es cuanto menos curiosa. Se conocieron en Alemania, durante el servicio militar que el cantante realizó entre 1958 y 1960. Por aquél entonces, Elvis, de 22 años, se enamoró de una bellísima chica de 14. Hay que decir que eso no era tan extraño en esa época, sobretodo porque en ese sentido Elvis era un caballero y lo llevó todo de cara con sus padres. Pero a la prensa si que se ocultó, porque a nivel mediático si podría haber causado un gran revuelo.



Según las propias palabras de Elvis, era la chica con la estructura facial mas bonita que había visto. Y ciertamente tenía razón....Priscilla era una chica muy guapa. Siguieron carteándose varios años, en los que Elvis prometió que al cumplir la mayoría de edad la llevaría a Graceland.



Contrajeron matrimonio en Las Vegas en 1967. Su relación desde el principio no fue fácil, debido a las constantes infidelidades de Elvis, que, como todo ser humano, tuvo muchas virtudes pero la fidelidad no fue una de ellas. Fruto de esto (y del machismo imperante en esa época del que Elvis no era ajeno y por el que Priscilla no pasaba) su relación se fue deteriorando.



Por tanto, el divorcio llegó en 1973. Ella con los años fue siendo mas independiente y en una de esas se fugó con su profesor de Karate. Para Elvis, un hombre del sur de los EEUU de la época, aquello fue motivo de sorpresa y de rabia. No entendía como él, siendo quién era, hubiese pasado por esto. Hasta cierto punto incluso se sintió estafado....aunque lo cierto es que no se comportó bien con Priscilla en el tema mujeres y él mismo en poco tiempo se dio cuenta y es cuando empezó a decaer y a depender mucho mas de las pastillas que lo mataron.



Es decir, se comportó mal....pero pago su arrepentimiento con su vida, y unos últimos años muy duros y llenos de tristeza. Sus canciones, como en toda su carrera y en mi opinión como ningún otro artista (a pesar de no componer muchas de sus canciones) reflejaban su estado de ánimo enseguida.



Se quedó pues, con un pesar muy grande, siempre tratando de encontrar el porque de la ruptura, sin llegar a entenderlo nunca. Tanto Elvis como Priscilla tuvieron otras relaciones, pero jamás volvió a ser igual para el cantante. La depresión, que empezó con la pérdida de su madre, se hizo irreparable para Elvis sin Priscilla, la vida se le volvió demasiado complicada y no pudo superarlo. También hay que destacar que lo pasó muy mal por como iba a reaccionar su hija Lisa Marie.....tenía miedo a perderla.



Elvis, tras miles de medicamentos en su cuerpo, murió en agosto de 1977. Priscilla ha tenido varios maridos, pero ha seguido utilizando ser la viuda de, para sacar beneficio económico de ello. También es cierto que alguien tenía que mirar por el legado de elvis, pero entre los fans hay división de opiniones......



Pongo algunos temas que reflejan ese pesar, esa honda pena que se reflejaba en sus excelentes baladas y canciones del período 1972-1977, mezcla de reproches, arrepentimiento y muestras de cariño verdadero. El amor fue lo que mató a Elvis.


miércoles, 27 de abril de 2016

El Eterno Amor entre Jim Morrison y Pamela Courson



  En la vida de Jim Morrison hubo muchas mujeres, pero pocos amores, y su último gran amor fue una chica que conoció en las playas de Venice en California, ésta chica se llamaba Pamela Courson....

Pamela Susan Courson nació un 22 de Diciembre de 1946, tuvo una vida común, llena de las excentricidades y cosas que cualquier joven de aquella época haría; cuando conoció a Jim, éste aún no era famoso, y apenas estaban formandose las raíces de The Doors.
Cuando conoció a Jim, él se le acerco diciendole "tu eres la elegida", una directa alución a que Jim no se resistió a la inocencia de aquella Pam de apenas 18 años....

Ya con The Doors formados, Pam era de las principales inspiraciónes de Jim, a ella le debemos que haya escrito temas como Indian Summer, Blue Sunday, The Spy, Queen Of The Highway y hasta Roadhouse Blues; así como muchos bellos poemas que Jim escribiría en su exílio en París.
Pero la banda temía que Pam fuera una "Yoko Ono" que los separara, ya que ella lo distraia y lo alejaba con frecuencia de la banda.

 Prácticamente, ella influyó a Jim a que se fueran a París, Pam lo veía, mas que como una estrella de rock, un gran poeta. Parte de ésto se debe a la gran cantidad de veces que lo atrapó con otras mujeres. Pam le temía a la infidelidad y quería a Jim solo para él. El verdadero amor hacia Jim la hizo soportar todas aquellas infidelidades, ella sabía perfectamente que Jim la amaba.
Algo que Jim no amaba de ella era su adicción a la heroína, tanto así que cuando la veía drogandose le retiraba los tóxicos inmediatamente; se dice que ella intentó que el probara la heroína. Ésta droga fue su supuesto motivo de muerte, por lo que años mas tarde Pams alucinaría con Jim y se sintiera culpable de su muerte.


 A pesar de las tormentosas escenas, eran muchos los momentos de felicidad que pasaban juntos; en los últimos meses de vida de Jim viajaron por Europa, llegando por fin de vuelta a París, donde una madrugada del 3 de Julio de 1971 fue encontrado muerto su amado.
Sus ultimos años fueron tanto lujosos como tristes, se la pasaba con la gente de bien de París, pero posteriormente su fuerte depresión ante la perdida de Morrison la llevaría a drogarse mas, y de una manera muy muy triste en mi opinión fue prostituida por el antiguo amigo y chofer de Morrison......
Así murió un 25 de Abril de 1974, a los 27 años al igual que su amado Jim, en su funeral hubo un completo silencio, con el único sonido de las teclas de Ray Manzarek inundando el frio silencio.... 


martes, 26 de abril de 2016

Mercedes Barcha, el gran amor de Gabo


Hay almas que parecerían tener sus caminos predestinados, como le ocurrió a Gabriel García Márquez con su esposa, Mercedes Barcha. El escritor cataquero dice que desde que la conoció supo que ella sería su esposa. Sin embargo, por situaciones de la vida de ambos, tuvieron que pasar muchos años antes de que Mercedes le diera el 'sí', el 21 de marzo de 1958, a las 11, en la iglesia del Perpetuo Socorro, de Barranquilla. Para la gran mayoría de sus amigos, 'La Gaba' -como la llaman cariñosamente- ha sido, sin duda, el polo a tierra que le permitió al Premio Nobel colombiano volar con su imaginación por universos literarios y mágicos.

"Ella ha jugado el papel de la Beatriz de Dante, solo que Gabo logró casarse con su Beatriz y vivir más de 50 años a su lado. Él ya era un genio cuando se casaron, pero sin Mercedes no habría logrado hacer todo lo que después consiguió en la literatura y en la vida", le comentó a este diario el escritor inglés Gerald Martin, autor de la biografía 'Gabriel García Márquez: una vida'.
Un regalo de la vida que Gabo conoció en Magangué (Bolívar), a principios de la década de 1940, cuando Mercedes era apenas una niña de 9 años, y él estaba próximo a irse a estudiar a Zipaquirá. Sus vidas han sido un sucesión de gratas coincidencias.

Mercedes Raquel Barcha Pardo nació el 6 de noviembre de 1932 y, al igual que Gabo -cuenta Martin en su biografía-, fue la primogénita de los seis hijos que tuvo Raquel Pardo López, descendiente de una familia de ganaderos, y el farmaceuta Demetrio Barcha Velilla, descendiente de emigrantes del Oriente Medio.

"De allí es de suponer la 'sigilosa belleza de una serpiente del Nilo', de Mercedes", anota Martin, al aludir a la manera como Gabo describe a 'Mercedes, la boticaria' en 'Cien años de soledad': "La mujer sigilosa y silenciosa, de cuello esbelto y ojos adormecidos".
"Mercedes es la gran novela de Gabo. Ha sido completamente incondicional, pero con los pies en la tierra, mientras que Gabo, afortunadamente para todos, es la fantasía".




domingo, 10 de abril de 2016

La historia de amor entre Hemingway y Marlene Dietrich

La bella y el vividor

Bella como un ángel, fría como el color azul: El ángel azul se titulaba una de sus películas más famosas y podría coincidir con una descripción de Marlene. Si políticamente Marlene se alejaba de los acontecimientos que se estaban produciendo en su tierra, su condición de germana e hija de un teniente de policía de la Alemania imperial la llevaba incrustada en el carácter.

De voz profunda y gesto serio, Marlene se diferenciaba del apasionado vividor Hemingway, quien siempre rodeado de mujeres, convirtiera la fiesta española en tema para una novela. "My little kraut" (mi pequeño repollo), era el apelativo que Hemingway daba a su amada actriz, una forma de llamarla amistosamente cuadrada y que era como los estadounidenses solían denominar, en ese caso sí despectivamente, a los alemanes. A lo que Marlene contestaba apodándolo "querido papá", puesto que su compañero epistolar tenía como costumbre llamar "hijas" a las féminas que lo acompañaban.

Y pese a todas las mujeres, "no hay nadie como tú en el mundo, y jamás lo habrá. Y si estás enfadada conmigo, estaré muy solo en este mundo", aseguraba Hemingway a Marlene, después de que ésta tuviera noticia de la amistad del escritor con la también actriz Ingrid Bergman.

Una pasión sin sexo

Con sus diferencias y similitudes, Hemingway y Marlene se amaron "admirándose el uno al otro", en palabras de Maria Riva, la hija de Dietrich y donante de la colección de 31 cartas de amor, del escritor a la actriz, al museo John F. Kennedy de Boston.

Las cartas datan de los años entre 1949 y 1959 y testifican una pasión que se mantuvo siempre en dentro de los límites de lo platónico. "La situación entre 'la hierba' y yo es la siguiente: nos queremos desde 1934, cuando nos conocimos a bordo de la Ile de France. Pero nunca nos acostamos juntos. Increíble, pero cierto: somos víctimas de una pasión sin igual", confesó Hemingway a su amigo A. E. Hochner.