Oscar Wilde y Constance, un Amor enfermo
De la misma forma en que la relación de Constance Lloyd
con Oscar Wilde se transformó en una relación que enferma, llevándose
por delante todos su proyecto de vida como mujer de su tiempo y esposa
de un hombre al que amaba y admiraba, así también la relación de Oscar
Wilde (1854-1900) con Lord Alfred Douglas (1870-1945) se transformó en un vínculo patológico, que lo terminó llevando a un final quizás inmerecido.
Se conocieron en 1891, cuando Douglas (Bosie) tenía 21
años y Wilde 37 años y ya llevaba varios años casado con Constance. Sus
escarceos con la homosexualidad-prohibida en la época victoriana-habían
comenzado en Oxford pero fue en 1886 en que la relación con Robert Ross -un
muchacho de 16 años- le abrió un mundo diferente; con él exploró la
alegría y el placer de la relación entre hombres e inició un amistad
que se prolongaría hasta su muerte. Ross no solo lo amó sino que estuvo
junto a él , fué su albacea testamentario y un amigo incondicional.
Sin embargo, pudo más el vínculo destructivo que
estableció con Bosie y que terminó en una verdadera tragedia. La
historia es tan increíble como cierta y lleva a pensar en la oscuridad
que la pasión puede llegar a alimentar . Wilde era amado por dos seres
excepcionales: Constance y Robbie, ambos le daban la oportunidad de
establecer un vínculo de crecimiento y de consolidar su personalidad con
rasgos de genialidad. Pero pudo más la obsesión de una relación que
nunca se consumó.
“La sodomía”- escribirá Bosie- “no tuvo lugar jamás entre nosotros, ni fue nunca intentada, ni se nos pasó siquiera por las mentes.
Wilde se condujo conmigo como los muchachos mayores se suelen conducir
con los más jóvenes en el colegio”.
Douglas admiraba a Wilde pero no sentía atracción
física por él, su deseo se limitaba a las personas de su edad o menores
que él, introdujo a su amigo en los bajo fondos de la prostitución
masculina londinense mientras derrochaba su dinero; era un ser que
nunca pudo superar una relación edípica conflictiva y con un perfil que
hoy podríamos diagnosticar como “Trastorno límite de personalidad”.
¿Por qué Wilde quería retenerlo? Quizás “El retrato de
Dorian Gray” nos dé algunas pistas, puede que Alfred fuera su nemesis
como Dorian y Henry.
Wilde amaba la belleza y él mismo se iba convirtiendo en
una persona físicamente poco agraciada, a los 37 se consideraba un
viejo; Douglas le devolvía una imágen de belleza narcicisista
absolutamente autoerótica, quizás por eso eran tan poco importantes las
relaciones sexuales; era un niño mediocre que deseaba escribir, un
completo inútil; Wilde, por su parte, se esforzaba en mantener su obra
cuanto más se hundía a causa de Alfred: “La importancia de llamarse
Ernesto”, “Un marido ideal”, son escritos desarrollados en la dificultad
y a pesar de la debacle de su vida.
De Profundis,
escrita en prisión en 1897 y publicada por Ross en 1905, nos aclara
mucho de la increíble versatilidad emocional de Wilde en lo que a
Douglas se refiere. A nadie se le escapa que lo que pasó podría haberse
evitado, esos juicios eran innecesarios, esa condena superflua y su
final evitable, salvo que tomemos seriamente en cuenta su veta
melancólica que lo llevó a privilegiar la pulsión de muerte por sobre
cualquier otra posibilidad de supervivencia. Ya no se trata de Bosie,
sino de lo que Wilde pudo hacer y no hizo respecto de Bosie y de sí
mismo.
El tema de De Profundis no es otro que la tragedia como
única posibilidad y la crítica social del momento histórico que le toca
vivir en el marco de un conflicto político.Wilde salió de la Carcel de Reading en 1897, como un ser invisible
socialmente, a quién nadie saludaba ni reconocía como el gran escritor
que seguía siendo.
Douglas pasará los siguientes 45 años hasta su muerte en una suerte de
metáfora de Dorian, transformándose en una caricatura de sí mismo como
litigante perpetuo, homofóbico, católico y antisemita, peleando con
todos y encontrando una fuente de ingresos en entablar juicios por
difamación. Se casó con la poetisa Olive Cunstance en
1902, se separó en 1913 después de arruinar económica y literariamente a
su mujer, tuvo un hijo que heredó su psicopatología y pasó casi toda su
vida en un asilo psiquiátrico.
Oscar Wilde solo y una vez más quebrado económicamente, fallece a los
46 años, el 30 de Noviembre de 1900 , en París, en el Hôtel d’Alsace,
núm. 13, de la Rue des Beaux Arts. Una meningitis que empezó como una
otitis aguda acabará con su vida a sus 46 años.
Oscar y su amante Douglas
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